Lo que no se ve por dentro pero se aprecia por fuera

No solemos leer este tipo de posts en este blog, se habla más de cremas y productos para el cuidado externo más que de lo que es imprescindible hacer por dentro. Como todo se trata de belleza, he aquí unos consejitos para nutrir y cuidar también nuestra piel desde dentro. La piel se alimenta de aquello que comemos, de las cremas nutritivas que podamos utilizar y de la vitamina D del sol, pero no solo se alimenta, también se deteriora.


La contaminación, el aire, el sol en exceso, el frío... todo hace que la piel necesite unos cuidados determinados para que se mantenga fuerte, suave y sana. Pero las cremas y cosméticos no lo son todo.

Uno de los ingredientes imprescindibles de una buena piel son los ácidos grasos. Los nutricionistas afirman que son imprescindibles para tener una piel bien estructurada e hidratada.

Entre los ácidos grasos, cabe destacar los ácidos grasos insaturados, que podemos encontrar del tipo monoinsaturados como el ácido oleico presente en el aceite de oliva, el aguacate y en frutos secos como la almendra. Así como los ácidos grasos poliinsaturados que podemos obtener de aceites de semillas, como el de girasol, frutos secos oleaginosos, como las nueces, y el pescado, entre los que destaca el pescado azul, rico en grasas poliinsaturadas del tipo omega 3.

Las vitaminas:
Si hablamos de vitaminas la vitamina A es una de las más importantes en cuanto a la salud cutánea, ya que ejerce un papel fundamental en la renovación de la piel y de las mucosas.

La podemos encontrar en múltiples alimentos de origen animal, entre los que destacan los lácteos. No obstante, también aparece en alimentos de origen vegetal, pero en forma de beta-caroteno, que se convierte en dicha vitamina a través de la digestión. Búscalo en las verduras de hoja verde y las hortalizas de colores que van del rojo al amarillo, como la zanahoria y el tomate.


También está presente en ciertas frutas, sobre todo las de temporada de verano como son los albaricoques, la cerezas, el melón...

La vitamina E la podemos encontrar en aceites vegetales, como el de girasol, y en los frutos secos, así como en el germen de cereales o cereales integrales y vegetales de hoja verde.


Este nutriente tiene una función muy importante como antioxidante, por lo que reduce el daño producido por los radicales libres que provocan el envejecimiento de la piel. Además, los antioxidantes tienen una gran capacidad antiinflamatoria.

La vitamina C es un potente antioxidante, pero una de sus funciones principales es participar en el proceso de síntesis de colágeno, la proteína estructural más abundante, que se distribuye en la piel, manteniéndola tersa y firme. Encontrarás esta vitamina en los cítricos, pero es incluso más abundante en otros alimentos como la grosella, el kiwi, el brócoli o el pimiento rojo.

Las vitaminas del grupo B actúan sobre el buen estado de la piel, el cabello y las mucosas e intervienen en los procesos de renovación celular.Cabe destacar la acción de la vitamina B2 (o riboflavina) que actúa contra la seborrea, mejorando el aspecto de la piel al reducir la secreción de grasa.


Las podemos encontrar en la gran parte de alimentos de origen vegetal (verduras, fruta, frutos secos, cereales, legumbres) y en los de origen animal (carne y vísceras, pescado y marisco, huevos y en los productos lácteos)

Selenio:

Además de ser antioxidante, el selenio estimula el sistema inmunológico e interviene en el funcionamiento de la glándula tiroides. 


Lo encontrarás en alimentos como la leche, los huevos, las semillas o el pescado.

El Zinc:

Cumple una función imprescindible para mantener las defensas del organismo y es además un excelente seborregulador, por lo que su consumo está recomendado en casos de acné. Lo encontrarás en alimentos como el cacao, las ostras, la calabaza, el ajo o el germen de trigo.

Azufre:

Debido a su efecto antibacteriano, el azufre es otro ingrediente imprescindible a la hora de tratar el acné. Está presente en alimentos muy proteicos (carne, lácteos...) pero también en otros como cebolla, ajos o puerros.


Además de todo esto, el agua es fundamental. Como mínimo se recomienda beber 1.5 litros diarios, si no bebemos lo suficiente al día y no mantenemos una buena hidratación, la piel se vuelve áspera, frágil y tirante.

Fuente ppal: Elle
Imágenes:Google

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